miércoles, 16 de octubre de 2013

RÉQUIEM POR UN "CAÍDO"

               Por Guillermo Alvarez


         NO soy de los que  se sientan en la puerta de su tienda para ver el cadáver del enemigo pasar, simplemente porque no tengo ninguno. Los que me conocen saben que no soy hombre de venganzas, rencores ni odios. Pero acabo de ver publicado una nota en las redes sociales que considero tampoco debo pasar por alto: El honrable director de Granma, Lázaro Barredo Medina, fue despedido de su puesto.
        No me alegro, ni de su mal ni el de nadie, pero el ex-director del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba hizo mas daños que bienes a la prensa cubana, desde que en la década de los 90, era Vice-Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, donde nunca debió estar, por su incapacidad como dirigente de una entidad que agrupa profesionales de prensa y su mediocridad como reportero.
        Lo conocí cuando llegue a Juventud Rebelde, en 1987, por donde el ya había pasado como director del diario, aunque debido a una indisoluble manía de hacer acto de presencia donde nadie lo requería, seguía entrando, como Pedro por su casa,  para husmear en todo lo que entendiera interesarle.
      Mi primera y mas amarga experiencia con el Sr. Barredo, de quien nunca fui su amigo personal, ocurrió uno o dos años después de estar laborando yo en la Redacción Deportes de JR.
       Participábamos en una reunión con el entonces Sub-Director del Periódico, el Sr. Ricardo Saenz, quien trataba de convencer a un grupo de funcionarios del Ministerio de la Agricultura, que un trabajo publicado por mi, titulado UNA RECOLECTA DE DISGUSTOS, era justo y estaba correcto.
       Era un material sacado de unos dias en  que habíamos asistido un grupo de trabajadores de organismos centrales del estado a una recogida voluntaria de pepinos, en el municipio habanero de Batabano. Los visitantes solo quieran aclarar lo criticado, cuando el Sr. Barredo, interrumpió la reunión, sin permiso de nadie, sin siquiera dar las buenas tardes, para como "diríamos en cubano, meter la reverenda pata". Su propuesta sin que alguien se la pidiera fue que ellos publicaran una carta de replica, cosa que todo periodista sabe constituye finalmente un descrédito.
      Así se hizo, en tanto yo le jure al Sr. Saenz, quien merecía todo mi respeto como profesional, que seria esa la ultima vez que me inmiscuía en un terreno fuera de deportes, al menos en JR.
     En 1991 fui "invitado" a abandonar el periódico, por razones que se consideraron suficientes para entregarme un documento titulado CONTRATO DE TRABAJO RESCINDIDO, por haber perdido la confiabilidad para trabajar en el órgano oficial de un organismo político (JR, es el órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas).
     En ese entonces dirigía el periódico el hoy Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodriguez Parrilla, de quien tengo el honor de su firma en el documento. Aunque en una conversación privada entre el Director del órgano y yo, este me había asegurado que la UPEC me reubicaria en otro órgano, Lázaro Barredo hizo hasta lo imposible para impedirlo.
     Una tarde de aquel año de 1991, mientras yo esperaba en el segundo  piso del edificio donde radica la UPEC, subía las escaleras acompañado de quien era el Presidente de la Institución, el ya fallecido Julio García Luis, un excelente profesional, que provenía del Departamento Fílmico del Consejo de Estado.
      Lázaro Barredo había pasado todo el tiempo tratando de "serrucharle el piso", por su obsesivo deseo de ocupar su cargo, cosa que muchos colegas conocen, aun cuando lo oculten hasta en comentarios privados Y mientras Julito subía las escaleras,  venia escuchando todas las sandeces, mentiras y tergiversaciones que el  señor le hacia respecto a mi. Cuando llegaron hasta el segundo piso, Barredo se quedo libido al verme, pues sabia que yo había oído parte de la conversación.
     Durante un par de ocasiones, en medio de una apelación que inicie, la propuesta que el señor Lázaro Barredo me había ofrecido era, primero, ir a la Agricultura por un tiempo y luego, seria reincorporado a otro medio de prensa. Algo así como "expiar" mis penas en el lugar que la UPEC (el), escogiera y contraviniendo la propuesta del propio director de JR.
     Al dejar publicado esto, quiero dejar aclarado que no siento ningún odio hacia el. Lo siento por su hijo, que abandono el país y hoy vive en los Estados Unidos también. Y en cambio de todo corazon, le deseo sea incorporado a un nuevo puesto de trabajo.
      Por ello prefiero concluir aquí. De todo modos lo mas probable es que en cualquier momento sea nombrado Embajador, como castigo, aunque sea en Chad o Níger, dos de los países mas pobres de África. Porque ese, en años pasados --no se ahora--,  ha sido el método. Con todo el respeto que el Canciller cubano me merece.

 
     
   
   

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