domingo, 15 de junio de 2014

LA ULTIMA ESTOCADA, ES LA ÚNICA QUE NO SE ENSEÑA

                 Por  Guillermo Alvarez
                    (Para Irene, mi mejor homenaje)

     Mi alegría por el Día de los Padres fue interrumpida temprano, al recibir en estas mismas redes,  la noticia del fallecimiento de mi ex-compañera del mismo deporte, entrenador, profesión y amiga, Irene Forbes.
     Conocí a "la gorda", como cariñosamente le llamábamos 
 todos, a finales de los años 60, cuando yo me adentre en el mundo de la esgrima,  en Camaguey, al tiempo que ella hacia lo mismo en La Habana.
     Y  mientras yo estudiaba en la antigua Escuela Superior de Educación Física (ESEF  Comandante Manuel  Fajardo), fui invitado a participar de los entrenamientos con la  Pre Selección Nacional, en las pistas instaladas debajo de las gradas del Parque Marti, donde ya ella había llegado primero. La idea era que me quedara trabajando con la propia selección nacional mas adelante.
     Y por cosas del azar, su entrenador Manuel Boada, quien la trataba como si fuera su propio padre, me "adopto" a mi tambien, lo que hizo crecer mi amistad con la gorda.
      Para esa fecha Irene ya estaba en sobre peso.  Y verla, en realidad, era algo asombroso para un publico, acostumbrado a las creencias de que el prototipo de los esgrimistas era ser delgados para poder alcanzar mayores  y mas rápidos desplazamientos.
    Craso error. Irene se convirtió en una niña gorda desde siempre, hasta alcanzar el punto de la obesidad. Y sin embargo, ello no le evitaba  hacer "un fondo", al ejecutar un ataque con toda la fuerza necesaria. 
      Y pasar de ese movimiento, en que la pierna del brazo que empuña el arma lanza el cuerpo hacia adelante y queda atrás, mientras la delantera de ese mismo lado, hace un angulo perfecto, cuya rodilla, despues de clavarse en la pista ,  queda en linea perpendicular  con el codo del  brazo armado. Y en la mayoría de los casos "sus fondos" terminaban en un "splis", tan perfecto como el de cualquier gimnasta.
     Cuando decidí retirarme del deporte y llego mi hora de enfrentar el trabajo, me fui a  mi provincia, donde comencé
 mi labor en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar
 (EIDE, de Camaguey).
      Durante los 11 años que trabaje despues como reportero de las publicaciones del INDER, Semanario Deportivo, la sustituí ocasionalmente y cubrí el deporte que primero fue suyo en aquellas paginas.
     Pero 11 años despues, cuando retorne a La Habana, a la redacción deportiva de la Agencia de noticias Prensa Latina, comenzamos a coincidir seguidamente en diferentes torneos, tanto en la capital, como en el interior, ella por el periódico Juventud Rebelde y yo por PL. 
       En la década de los 8O, El LPV, la revista creada por el INDER para destacar los resultados del deporte cubano, se convirtió en el boomerang  del propio organismo, pues no todo lo que ocurría bajo la Cúpula del Coliseo de la Ciudad Deportiva era bueno, ni cierto, lo mismo que en provincias. Y cuando la mayoría de los reporteros, entre ellos Irene y yo, comenzamos a denunciar en las propias paginas los desmanes de altos funcionarios, la publicación se convirtió
 en enemiga del mismo INDER. Se mando a desaparecer y con ella nosotros.
       Por suerte J. Rebelde recupero los reporteros abandonados por el INDER y el LPV paso a ser un suplemento semanal, en forma de tabloide, con menos espacios pero mas verdades. En 1976 pase de PL a JR y alli coincidimos de nuevo Irene y yo y reforzamos criterios en nuestros materiales. Algunos de ellos llevan la firma de ambos. 
      Cuando salí de la prensa oficial en 1991, no dejamos de ser amigos jamas, ni aun cuando abandone el país, porque los verdaderos amigos superan hasta las barreras que nos quieren imponer...
      Por eso hoy, al margen de mi dolor, recordé un viejo cuento sobre la esgrima, en que un alumno que considera haber aprendido todo, le pide a su entrenador que le permita enfrentarlo en duelo a muerte.
   Después de muchos intentos por convencer de su error al alumno,  el duelo se produjo. Desde el piso, el muchacho  herido de muerte pregunto: "Maestro, esa estocada no la conocía..., a lo que el maestro le respondió: "Ah, porque la ultima estocada esa es la uncia que nunca se enseña..., y fue esa la que derroto a Irene, el ultimo "golpe" que no pudo parar y ripostar. Decansa en paz, que siempre te recordare con el mismo afecto que siempre nos tuvimos. La esgrima cubana, te debe mucho.

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