domingo, 1 de diciembre de 2013

Cuando el Respeto al Derecho ajeno ya no es la paz

            Por Guillermo Alvarez



           Si el prócer de la Independencia mexicana Benito Juarez resucitara, de seguro volvería a fallecer, al ver que "El respeto al derecho ajeno..." hace mucho rato dejo de ser --si es que alguna vez lo fue--, La Paz, lo que se  manifiesta tristemente entre todas las actividades del hombre y en el que el deporte cubano no  es una excepción.
          El que  se me ocurre llamar "Caso Robles Vs Alberto Juantorena", se ha convertido en una bola de nieve, que rodando desde los fríos Alpes suizos, igual que si hubiera descendido el mismísimo Tibet, pone al organismo deportivo en una posición no menos vergonzosa que cuando un teniente coronel llamado Gelasio Baras Leon, Vice-Presidente de esa institución nacional, en la década de los 70, pretendió convertir, el Coliseo de la Ciudad Deportiva, en un cuartel general..., pero de  militares, reclutas, combatientes, milicianos...
       No voy a ampliar lo apuntado antes, porque resultan demasiado tristes algunas de las anécdotas que, me tocaron vivenciar, mas allá de cuentos e imaginaciones. Pero podría hacerlo en otro trabajo.
        No se si  estarán archivados los casos en las memorias del INDER, pero en las de los afectados --quienes seguro jamas los olvidaran--, como en la mía si,  que para mayor suerte despues de observador cercano, deje a un lado mis armas de profesor de esgrima para enrolarme en este mundo de letras y fotos. Un periodismo que tampoco ha estado exento  de cacerías de brujas, intrigas, abusos, amenazas, despidos y desconsideraciones.
       Pero estamos en pleno siglo XXI, atrás quedaron las pistas de arcilla y los primeros "pinchos", con los que nuestros corredores marcaron tantas pistas del mundo.
      A partir de la medalla de plata de Enrique Figuerola, en los  100 metros planos, durante los Juegos Olímpicos  de Tokio'64, en Japón y mas tarde los primeros Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en  que participara Cuba, tras el triunfo de la Revolución de 1959 (Puerto Rico'66), los resultados en los siguientes grandes eventos como Juegos Panamericanos, Olímpicos, y Campeonatos del mundo, en todos esta inscritas las cuatro letras que nos identifican.
     Pero el tiempo pasa. Las pitas de arcilla fueron sustituidas por la de REKORTAN, o  TARTAN  e igualmente los implementos deportivos empezaron a comprarse para el uso de los atletas, de acuerdo con los avances tecnológicos, médicos, material confeccionados, marcas famosas,  de modo que nuestras delegaciones estuvieran a la altura de las restantes del mundo. Se participaba en cuantos torneos propiciaban los antiguos piases socialistas y otros en áreas  capitalistas.
      Pero..., las mentes obtusas, los caprichos se mantenían --mantienen-- y a estas alturas cuando los avances hacia el profesionalismo son inevitables, aun se discuten casos como el del monarca Dyron Robles. Y así sera hasta al día en que compruebe el INDER que el deporte masivo es una cosa, el de alto rendimiento otra y que el nuestro, a estas alturas necesita mucho patrocinio, como ocurre en el resto del mundo.
     En todos los países hoy día son los "sponsors" (patrocinadores), quienes pagan desde los uniformes, para que lleven en sus shirts (o pullovers) los emblemas de sus firmas comerciales. Y de igual modo pagan topes amistosos, equipamiento, viajes, viáticos y por supuesto salario a los competidores.
       No tengo que decirle al INDER que tiene que hacer para que el deporte vuelva a planos estelares. El organismo lo sabe. Que se ocupen de sacar figuras de la base y  que los que puedan llegar a clubes profesionales en otras latitudes, que lo hagan,  y que mientras,  con tantos y tantos Profesores de Educación Física graduados y por graduar, comiencen a desarrollar verdaderamente el deporte de masas y no el del campeonismo.
    Pero esto sucederá solamente, el día en que por los altavoces de la Ciudad Deportiva capitalina, se escuchen las letras de una canción que interpreta el argentino Diego Torres y es como un himno a la vida:  "...saber que se puede, pensar que se quiera,  quitarse los miedos, sacarlos afuera, pintarse la cara color esperanza, tentar al futuro con el corazon..."